La compostera es un ambiente en donde se produce la transformación de restos orgánicos en abono fértil. Este proceso es simple, pero necesita de ciertas atenciones y de condiciones favorables, como temperatura y oxigenación, para que se lleve a cabo de forma exitosa y en poco tiempo.
Como alimento de nuestras composteras van bien la mayoría de los orgánicos crudos y sin condimentar, evitando huesos y alimentos que modifiquen el pH de la mezcla (como cítricos), además del material seco que actúa como estructurante.
Hoy vamos a conocer algunas particularidades sobre dos elementos relacionados entre sí: las cáscaras de huevos y los maples de cartón.
Cáscaras de huevos y maples de cartón
Los huevos son uno de los alimentos más nutritivos y económicos que nos aporta la naturaleza. Poseen alto contenido de agua (unos 40 gr. por huevo), una proporción mínima de hidratos de carbono (0,34 gr.) y un alto nivel proteico (aproximadamente, 6,4 gr. por unidad).
Además de ser ingredientes destacados en muchas dietas, poseen muchos más usos ya sea tanto dentro como alrededor del hogar y del jardín: las claras pueden ser un gran pegamento casero, sirven para limpiar cuero e incluso pueden funcionar como alimento vegetal.
Asimismo, una vez que consumimos la yema y la clara, la cáscara es buen aportante de calcio para la realización de compostaje. En las composteras de baja escala es bueno que se trituren bien antes de incorporarlas, ya que es un elemento que por su espesor y composición tardará en descomponerse. Muchas veces podemos ver en compost maduros pequeños restos de cáscaras de huevos que son difíciles de biodegradar para los microorganismos actuantes.
Los maples de huevo que son de cartón pueden incorporarse a la compostera en trozos pequeños, como elemento seco. Cabe destacar que aquellos que sean de color (teñidos de verde, rosa o gris, son los más comunes) es mejor dejarlos al sol un tiempo para que la tinta se vaya desvanciendo. Ello, para que los químicos que le brindan color no dañen la composición y calidad del compost.
Otros usos que podés darle a estos elementos son:
* colocar la cáscara de huevo triturada directamente en los suelos, ya que sirve como abono
* reciclar los cartones de maples o devolverlos al almacén o apícola que
los comercializa.
Salmonella, larvas y agentes patógenos
Existe la creencia de que los maples de huevo son desaconsejados para incorporar en las composteras, por el riesgo de contaminación cruzada con bacterias patógenas. Una de ellas es la salmonelosis o infección por salmonella, que es causada por bacterias que suelen vivir en los intestinos de animales y humanos y que se liberan mediante las heces. En el caso de las gallinas la transmisión puede darse por el contacto de las heces contaminadas con los huevos y estos con los maples contenedores de cartón.
Pero no solo en los huevos puede haber salmonella, también es factible en frutas y vegetales. Esto, porque algunos productos agrícolas frescos pueden haber sido hidratados en orígen o lavados durante el procesamiento con agua contaminada con salmonella. También, puede ocurrir en nuestras cocinas cuando los jugos de la carne cruda de res o de ave entran en contacto con alimentos sin cocinar, como ensaladas y guarniciones.
Entonces, qué probabilidades existen de que se contamine el compost con el aditamento de materia que puede llegar a contener alguna bacteria patógena?
No hay que alarmarse. Las probabilidades son escasas, atento a que el proceso de obtención de compost requiere de fases bien diferenciadas y en dos de ellas, las fases mesófila y termófila, las temperaturas alcanzan niveles muy altos.
En la fase termófila la temperatura del compuesto puede alcanzar los 70 grados, gracias a la acción de fermentación que se produce de forma natural. Asimismo, en esta etapa hay gran demanda de oxígeno, se libera amoníaco y el pH asciende. De esta forma, se produce la higienización o pasteurización del ecosistema, lo que provoca la destrucción de microorganismos, larvas y semillas, así como de bacterias patógenas como la salmonella.
Sin perjuicio de ello, para eliminar los riesgos es necesario:
- que los huevos o las cáscaras hayan sido hervidos o expuestos a calor caonstante (por ejemplo: llevarlas al horno por unos minutos)
- constatar que se produca la etapa termófila en el proceso de compostaje
- procurar el lavado de las cáscaras con agua con lavandina.
Manos limpias
Entonces, una práctica aconsejada cuando manipulemos huevos o maples es lavarse las manos muy bien con agua segura y jabón, por aproximadamente 10 segundos. Si contamos con estos recursos, no hará falta usar alcohol en gel o rebajado. En cambio, si el agua no es potable o no contamos con jabón o detergente, será mejor que apliquemos algún sanitizante.
Este procedimiento simple hará que desaparezca cualquier riesgo de contagio de patologías asociadas a la manipulación de los productos. Asimismo, si utilizamos palas, cucharas o bucles para mezclar el compost, es bueno lavarlos bien luego de utilizarlos y antes de guardarlos.
Como información adicional, no está de más destacar la importancia de incorporar buenas prácticas en la preparación y consumo de alimentos, para resguardar nuestra salud y la de todos. Ellas son:
•Rechazar los huevos que no estén etiquetados y los
que no lleven fecha de consumo. Si están sucios o rotos no es recomendable su consumo ni manipulación.
•Evitar que las carnes puedan escurrir sobre otros alimentos destinados al consumo en crudo.
•No
partir los huevos en los bordes de los recipientes donde vayan a ser
batidos y emplear dicho recipiente únicamente para esa operación.
•No separar las claras de las yemas aprovechando la propia cáscara del huevo.
•Evitar comer huevos crudos o alimentos donde el huevo no esté completamente cocido.
Fuente sobre salmonella y recomendaciones Argentina.gob
Foto: 1. sitoandino.com.ar 2.elheraldo.com.ar