Compostar es muy sencillo, pero requiere de ciertas atenciones para que el proceso se complete de forma eficaz y con buenos resultados. Una de ellas, es el aporte de oxígeno mediante la aireación del compuesto, práctica esencial que también sirve para controlar que los componentes no se encuentren apelmazados o muy húmedos.
Es por ello que es recomendable que se mezcle ocasionalmente, una o dos veces por semana como mínimo. Más aún en compost de baja escala, en donde puede ocurrir que la pila de orgánicos se comprima para aprovechar el espacio. Esta situación suele ocurrir a menudo y ser causa de que el proceso se desarrolle en forma extremadamente lenta o se convierta en un ambiente anaeróbico que despida malos olores.
En cualquier caso, es importante lavarse las manos con agua segura y jabón, por al menos 10 segundos, luego de manipular la mezcla o agregar los orgánicos y secos. Asimismo, higienizar los materiales que utilizamos antes de guardarlos. Estas, se consideran buenas prácticas que ayudan a mantener limpio el sector de trabajo y a prevenir cualquier tipo de patología derivada de la manipulación de los elementos.
Cómo realizar la mezcla?
En la tierra:
En el caso de compost que funcionan en una fosa o pozo de jardín, se debe revolver el montón con una pala o rastrillo, de abajo hacia arriba. Si es necesario, se puede dividir la pila en dos o tres partes y mezclar de forma separada para luego volver a unir. Finalizado, cubrir con material seco o tapa.
En la compostera:
Se mezcla de abajo hacia arriba con la ayuda de una palita, una cuchara o un rastrillo. Existen en el mercado unos aireadores que tienen forma de bucle y son muy buenos para penetrar en el compuesto y remover desde el interior de la mezcla. También, se pueden utilizar guantes o directamente las manos. Finalizado, cubrir con material seco o tapa.