Cáscaras y plástico en el compost |
El plástico puede llegar a ser una aliado fundamental en el día a día y muchas veces un recurso irremplazable. Pero también es un problema. Se calculan que 8 millones de toneladas de plásticos terminan en el océano cada año y, que de mantenerse esa cifra, para el 2050 los océanos contendrían más plásticos que peces...
El plástico pareciera ser omnipresente y encontrarlo en la compostera no es una excepción. Ayer mezclando el compost me topé con una cáscara de palta que tenía una etiqueta amarilla: era la marca!
Esta pequeña identificación, sumamente innecesaria, no se descompodrá al tiempo de los orgánicos: sino cientos de años después. En ese tiempo, la etiqueta puede variar de forma y de ubicación, ocupar espacios en rellenos sanitarios, pluviales, cursos de agua o terminar en el estómago de algún animal.
Marcas identificatorias
La incorporación de marcas identificatorias en frutas y verduras sucede porque en algunos países es obligatorio identificar cada unidad con sus características, como los códigos PLU (Price Lookup, por sus siglas en inglés) que indican variedad, tamaño, tipo de cultivo y de mercadería, así como la región de procedencia.
El tema de estas identificaciones es que son muy difíciles de reciclar, al menos en Argentina, porque es muy dificultoso separar el pegamento que lleva el sticker del plástico o del papel. Tampoco pueden ponerse en las llamadas ecobotellas, botellas de amor o ecoladrillos.
Al parecer, la única forma de evitarlos es no consumir productos que las contengan y/o reemplazarlos por otros que no las tengan. Esto muchas veces se hace dificultoso, más aún con productos importados o para exportación, pero otra alternativa no es posible, por lo menos hasta el momento.
El impacto ambiental de estas etiquetas es importante, pese a su tamaño. Son residuos que se convierten en microplásticos con mucha facilidad y que no son posibles de erradicar de los ecosistemas por su escasa visibilidad.
La identificación del cajón contenedor en vez de a cada unidad de fruta o verdura y el uso de packaging sustentable o de etiquetas biocompostables, pueden ser parte de la solución. El ecodiseño de envases, etiquetas y envoltorios debe constituir parte esencial de una economía con perspectiva ambiental para no continuar impactando de forma negativa sobre el entorno.
También, estará en nosotros como consumidores elegir de forma responsable opciones en el mercado que sean sustentables tanto en el producto como en sus accesorios.