La respuesta más sencilla seria... cualquiera que se adapte a tus necesidades y cumpla con su función.
Una compostera es un recipiente cuya función es almacenar restos de orgánicos para que, mediante un proceso natural, estos se conviertan en abono útil. Así, cada compostera conforma un ecosistema en el que interactúan insectos y microorganismos (lombrices, bacterias, hongos, etc.) que son los encargados de transformar los desechos en compost.
Si bien el compostaje que se conoce como tradicional es aquel que se hace directamente en la tierra (jardines y campos), hoy se ha extendido de forma tal que resulta cada vez más frecuente ver composteras en terrazas, balcones, lavaderos, garages, oficinas y lugares de uso común.
Compostar
es transformar
El proceso de compostaje es una práctica fácil y accesible, pero no te voy a ocultar que requiere de un mínimo de dedicación. Quizás nos puede insumir un poco de tiempo el proceso de separación de los residuos que son compostables de los que no o a la hora de mezclar la pila, para permitir la entrada de oxígeno. Más aún, en los casos de composteras en pequeña escala, en las que es necesario incorporar los desechos en pequeños pedazos para que se aceleren los tiempos de biodegradación.
Sin embargo, si estás dudando en sumarte a compostar o no es bueno que te tomes un minuto para pensar cuál es el destino de los residuos que generamos. Se calcula que son 1,1kg la cantidad de desperdicios que cada habitante echa en la bolsa de basura por día y que van a parar a rellenos sanitarios o a pozos de quema.
De ese total aproximadamente el 60% corresponden a orgánicos compostables, imaginate cuántos recursos podemos ahorrar si la mayoría de los ciudadanos se sumase a esta iniciativa!
Ni que hablar de los beneficios que repercuten en el medioambiente: promueve el reciclaje de orgánicos, disminuye el uso de combustibles para el traslado y tratamiento de residuos, posibilita la reducción de espacios destinados a relleno sanitario, el compost resultante es utilizado como abono útil que sustituye el uso de fertilizantes artificiales, entre otros.
Eligiendo una compostera
Si contamos con patio o jardín, podemos compostar directamente en la tierra. De esta forma, necesitaremos cavar un pozo debajo de un árbol o al reparo del sol directo y de las lluvias, en el cual almacenaremos los orgánicos. Una vez que ponemos la primer capa, taparemos la pila con material seco, para protegerla de insectos y para mantener la temperatura interior. Esta manera de compostar resulta práctica ya que la mezcla drena líquido del liviaxado en la tierra, fertilizando el suelo de alrededor. Lo mismo pasa si ubicamos la compostera apoyada sobre el suelo, sin base o con la base agujereada con orificios de drenaje.
En cambio, si compostamos en un balcón o terraza, es importante que pongas un recipiente bajo la compostera para contener el liviaxado, que luego podrás utilizarlo para abono de tus plantas. Recordá que podés colocar la compostera en cualquier rincón que consideres, solo tené la precaución de que esté alejada de lugares con concurrencia de niños pequeños, que cuente con ventilación y esté reparada del clima extremo.
Asimismo,
si
compostamos en recipientes debemos
tener en cuenta el espacio que se cuenta para instalarlo
y cuántas personas son las
generadoras de residuos en el lugar.
Se calcula que para
una o dos personas es suficiente una compostera de 40 litros. Esto
puede traducirse en dos baldes de helado o de
pintura de 20 litros cada uno, dos
cajones (como
los de fruta) impermeables
o impermeabilizados
o bien en las
composteras que ya vienen listas para usar. Si elegís esta última opción
hay infinidad de modelos, tamaños y materiales en el mercado, que se
adaptan a tu gusto y espacio.
Cuanta más cantidad de gente sea la generadora de desperdicio mayor deberá ser la capacidad del recipiente contenedor.
Querés hacerla vos?
En otra sección del blog te mostramos cómo con dos baldes de helado podés hacer tu propia compostera, en pocos y simples pasos.
Ahora te mostramos otras alternativas que te pueden servir, ya sea si contás con espacio abierto o con reducido:
* Con malla
Necesitaremos un metro de malla gallinero o hexagonal; cuatro varillas de un metro; una base de madera o plástico del diámetro que queramos nuestra compostera (salvo que la adhieras directamente al suelo); pedazos de alambre o similar; lona o cualquier material que sirva como aislante: plástico, nylon, restos de silobolsa, etc.
Comenzamos la construcción clavando las varillas en el suelo o en la base de madera o plástico, previamente agujereada para que drene el liquido de liviaxado. Luego, rodeamos las varillas con la malla y la sujetamos con alambre, para que se fije el cilindro. Finalmente, recubrimos los laterales con la lona o aislante, también la parte superior pero previendo una abertura en forma de tapa.
Si
tu compost es de balcón o terraza, podes ubicarla dentro de una caja de
cartón o madera para que te resulte más simple manipularla.
* Con cajones de verduras o frutas
Necesitaremos dos cajones (también podés usar restos de palets); grampas, pedazos de alambre o similar; lona o cualquier material que sirva como aislante: plástico, nylon, restos de silobolsa, etc.
Tomamos
los cajones y nos aseguramos que puedan apilarse entre sí.
Con el material aislante cubrimos el interior y los laterales
pudiendo sujetarlo con grampas o pedazos de alambre. Posteriormente,
realizamos agujeros en la parte inferior para que pueda drenar el
líquido de liviaxado. Finalmente,
recubrimos
la
parte superior previendo una abertura en forma de tapa.
Fotos: 1) compostera.net 2) y 3) Pinterest