El consumo sustentable es parte de la economía circular (Getty Image) |
Desde hace años nuestro planeta atraviesa una crisis ambiental nunca antes experimentada, que se profundiza aún más conforme pasa el tiempo. Esta situación es provocada por la actividad humana y como consecuencia de nuestra interacción con la naturaleza, las formas de producción, las matrices energéticas y los modelos de negocios basados en el consumo lineal y no responsable. Estas variables han provocado un desequilibrio entre la demanda de los recursos naturales disponibles y la capacidad que tienen los ecosistemas para regenerarse a través del tiempo.
Panorama mundial y economía circular
Los escenarios son poco alentadores: cambio climático acelerado, contaminación ambiental y pérdida de biodiversidad. Se estima que el planeta perdió el 40% de su capital natural en los últimos 30 años y que la población de animales silvestres, desde 1970, ha disminuido un 68%. La desaparición de muchas especies de plantas y animales y la modificación de los ecosistemas, fruto de la tala indiscriminada y del avance de la frontera agrícola, provocan alteraciones en las funciones biológicas y desequilibran los habitats naturales. La pandemia de COVID-19, el derretimiento del Ártico y el cambio del clima a nivel global, son muestras claras del rumbo que hemos tomado. Si el planeta se vuelve insalubre, los seres humanos que lo habitamos correremos la misma suerte.
Frente a este panorama se levantan voces de científicos y economistas alrededor del mundo que aúnan esfuerzos para formular teorías que impliquen cambios de paradigmas significativos y sostenibles en el tiempo. Una de esas corrientes, enarbola la idea de la economía circular. Si bien esta estrategia no resulta novedosa, ya que nació en la década del ´80 con la llamada ecología industrial, adquiere forma y se visibiliza con la promoción de diferentes iniciativas, tanto públicas como privadas, que la revalorizan como modelo económico y la promueven como estilo de vida.
La economía circular es reparadora y regenerativa (Getty Image) |
La economía circular está inspirada en el ciclo de la naturaleza, donde cada elemento que existe en un ambiente se relaciona en cadena y circula de forma contínua a través del tiempo, bajo diferentes formas y funciones. Una vez que el ciclo finaliza, vuelve a comenzar pudiendo repetirse las mismas etapas.
Así, la valorización de los productos en una economía circular surge desde su origen. Se presta especial atención a los materiales que actúan como materia prima: productos ecoamigables, orgánicos o de descarte.
Ejes de la economía circular
Diseño y durabilidad son ejes fundamentales, ya que no se configuran como productos de un solo uso, sino que prevén la posibilidad de reutilización y reparación, en caso de deterioro. El proceso de reciclado también está presente pero como última instancia. La idea no se limita a comprar y luego reciclar, sino que se basa en establecer un modelo de compra sustentable en la cual el ciudadano que consume adquiere lo que necesita y rechaza aquello que no. Esto es aplicable a elementos de marketing, envoltorios y paquetería decorativa o bolsas de plástico. Así, la persona inmersa en una economía circular, si bien puede sentirse atraída por un envase estéticamente tentador, prestará mayor atención a las características del producto y a la información sobre su producción.
Comprar de forma sustentable también implica que los bienes adquiridos perduren, que se mantengan en la economía (en el estado original o transformado) durante el mayor tiempo posible. A mayor permanencia útil, mayor será la amortización monetaria para la persona que consume y menor el impacto que le habrá causado al ambiente su generación. Así, se reducen al mínimo el derroche de recursos como energía y agua necesarios para su elaboración y la producción de residuos. También, implica menos emisiones de dióxido de carbono o gases nocivos a la atmósfera, tanto por la generación responsable de productos como por su distribución.
Como se trata de una economía reparadora y regenerativa, se busca que los productos se diseñen de forma tal que los desechos generados en los procesos de producción, uso y descarte sean mínimos y que se transformen en capital.
Las empresas pueden ver reflejados los beneficios en la disminución de costos de elaboración y empaquetado, en el uso eficiente de la energía, en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes, en la optimización de los mecanismos de producción y en la reducción de costos en la cadena de distribución, entre otros.
Asimismo, si bien parecería que la economía circular constituye un modelo que tiene su foco principal en el sector empresarial - quienes desarrollan los productos -, también se extiende a las personas - quienes deben elegirlos por sobre otros -. Esta temática es de suma importancia atento a que en reiteradas ocasiones los productos que no son eco amigables pueden tener menor precio en el mercado, comparados con otros similares de la economía circular. Serán la ejecución de iniciativas privadas, la promoción de políticas públicas y la educación con perspectiva ecosustentabl, las que seguramente harán la diferencia a la hora de superar este y otros retos.
Economía circular como estilo de vida
Por último, ser parte de una economía circular para muchas personas implica un estilo de vida. Así, el ciudadano responsable será aquel que sepa comprar de forma sustentable y, a su vez, que preste especial atención a minimizar los desechos que genera y a asignarles una nueva función dentro del modelo circular.
Asimismo, la elección de los productos podrá sustentarse en muchas variables: la escasa huella ecológica, la certificación de las empresas como ecoamigables, el diseño innovador del bien, la calidad perdurable de los materiales, la posibilidad de reutilización o el hecho de que esté realizado con materias de descarte o elaborado de forma orgánica, entre otras.
La optimización de los mecanismos de producción y en la reducción de costos en la cadena de distribución, entre otros, son ejes de la economía circular (Getty Image). |
Las 5R
Podemos resumir la idea de la economía circular en las llamadas 5R:
Reducir: el consumo, comprar lo que realmente se necesite.
Rechazar: aquello que no se necesita, materiales desechables o de un solo uso.
Reparar: para aumentar la vida útil de los productos.
Reutilizar: volver a utilizar el producto o asignarle nueva función.
Reciclar:
para convertirlos en nuevos recursos.